Cruz Fernández Flórez (Oviedo)
Soy enfermera y trabajo desde hace muchos años en el HUCA. Nunca milité en sindicato o partido alguno. Estoy en el Colegio de Enfermería a mi pesar, por esa obligación legal que es un auténtico atropello a las libertades democráticas y que se mantiene increíblemente en vigor en estos tiempos. Ese colegio, de imposición corporativa, jamás me sirvió para nada. Tampoco estoy en la Asociación de Enfermería de Asturias que se acaba de crear, un colectivo crítico con el colegio.
Pero sigo con preocupación los últimos acontecimientos y las graves sospechas que se ciernen sobre la gestión económica del colegio, también las artimañas para evitar la transparencia, como la convocatoria de la última junta general el día de Nochevieja. Y mi indignación ya rebosa cuando recibo en mi casa una revista del colegio defendiéndose de las graves denuncias por su gestión y arremetiendo contra la Asociación de Enfermería. Que con mi dinero, recaudado a la fuerza, se paguen estas estrategias de defensa de quienes dirigen el Colegio me parece intolerable. Puestos a malgastar nuestro dinero, que le ofrezcan a la asociación la misma publicación y el mismo espacio en el colegio para dar su opinión sobre un conflicto que tiene dos versiones contrapuestas.
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